Cómo no querer, adorar a este viejecito que sería (seguro que lo fue) el abuelo
perfecto: cariñoso, atento, sencillo. Y, además de todo ello, un gran poeta que
ha pasado por este mundo sin hacer mucho ruido. Su poesía, reunida en cuatro
volúmenes llamados Inventario, es de las más claras, comprometidas y directas
que jamás haya escrito poeta alguno en
nuestra lengua. ¡Qué manera de sentir, qué manera de pensar y, sobre todo, qué
manera de expresar esos sentimientos y esos pensamientos! ¡Quién no se emociona
al leer “Táctica y estrategia”! ¡Quién no sonríe cuando lee el irónico “Cálculo
de probabilidades”! En fin, qué decir de sus haikus, máximo ejemplo de
condensación poética. Si lo has leído, ya sabes de qué te hablo; si no lo has leído, ya estás perdiendo el tiempo, querido lector.
Recuerdo que había escuchado hablar de Beneditti algo, no mucho, cuando llegué a Salamanca, pero estando allí, la primera noche, cuando sólo estaba allí para hacer la matrícula, pasé por un puestecillo de libros de segunda mano y lo vi, El mundo que respiro, decidí que tenía que probar sus palabras. Lo compré, me atrapó.
ResponderEliminarUn abrazo.