Ya hemos hablado en este mismo blog de algún sufijo que no“respeta” su uso habitual (caso de “-ble” en culpable). Igualmente, irascible
no significa, como el sufijo parece indicar, “que puede tener ira” sino que “es
propenso a la ira”, según el DRAE. O sea, que tiene ira, no que pueda
tenerla.
El otro día, leyendo una biografía sobre Cervantes, me topé de nuevo con un término que ya hacía tiempo me
había llamado la atención: liminar.
Según el DRAE, este vocablo significa: “Perteneciente
o relativo al umbral o a la entrada”. Me surge una duda: ¿cuando uno
escribe unas palabras preliminares
para un libro, estas quedan antes o fuera del libro? Es el mismo
caso de un término, recogido por el DRAE, muy del gusto de los periodistas deportivos:
¿el precalentamiento se hace
antes de calentar? ¿Cuándo se hacen los ejercicios de calentamiento?
Por otro lado, el neologismo austericidio, tristemente de moda, se ha formado siguiendo el
patrón de vocablos como parricidio,
homicidio, regicidio… Si estos términos significan, respectivamente, “matar al padre, a una persona o a un rey”,
en el caso que nos ocupa no podemos decir lo mismo. Austericidio no significa “matar
la austeridad”, como debería ser atendiendo a su formación; sino que significa
“matar a través de la austeridad”.
Del mismo tipo que esta palabra es la creación del término datáfono, al modo de teléfono
(sonido+distancia, si descomponemos sus elementos). Si descomponemos los
elementos del neologismo, tenemos datos+sonido; pero lo lógico sería usar los
siguientes elementos datos+distancia, puesto que, aunque usamos los mismos
cables, no es sonido lo que viaja a través de ellos. De esta manera, ese
aparato se debería llamar teledato/s.
Propongo; tarde, seguramente.