Encajar: (Acepción nº 5) Recibir,
soportar sin gran quebranto golpes… (Acepción nº 8) Dar un golpe… O sea que si encajas un golpe no queda claro si vas
ganando o perdiendo la pelea.
Encelar: (Acepción 1) Dar
celos. (Acepción 2) Concebir celos. Estas dos primeras acepciones son tan antónimas que no sabes si te toca sufrir o
provocas ese sufrimiento.
Sancionar: En este caso no estamos ante una palabra bifronte
propiamente dicha, pero sus acepciones 2 y 3 tienen sentidos contradictorios.
(Acepción 2) Autorizar o aprobar
cualquier acto. (Acepción 3) Aplicar
una sanción o castigo. A la vista está que una acepción permite y la otra prohíbe.
Rayar/Rallar: No es este su sitio puesto que no son bifrontes. Estas
palabras homónimas y homófonas tenían muy delimitados sus significados hasta
hace un par de décadas o poco más. Cuando un joven de hoy te dice: “No me rayes/ralles”
puede querer decir: “No me vuelvas loco” (rayar) o “No me molestes” (rallar).
En fin, dudo que sean conscientes de lo que están queriendo decir.
Hasta aquí otra nueva entrada de
las contradicciones del diccionario.
Los adverbios terminados
en -mente se crean añadiendo esta terminación a un adjetivo en
femenino y vienen a significar algo así como “de manera...”. Por
ejemplo: “agradablemente” significa “de manera agradable”,
“extrañamente” significa “de manera extraña”… Pero no
siempre es así. Hay un adverbio en español que contraviene esta
norma: “seguramente”. En principio, este adverbio, siguiendo la
norma, debería significar “de manera segura”. Pero si alguien
quiere citarse a una hora en algún lugar y el otro le contesta:
“Seguramente estaré allí a esa hora”, podría fallar a la cita
alegando que dijo “seguramente” y que no aseguró que fuera a
aparecer. O sea, que al decir “seguramente” no queremos decir “de
manera segura”, sino que dejamos la puerta abierta a que ocurra lo
contrario; es decir, lo planteamos como una posibilidad, no como una certeza.
Por otro lado, el
adverbio “literalmente” debería significar “de manera
literal”, o sea, ajustado al texto y no en sentido figurado. Todos
nos hemos encontrado con usos impropios de este adverbio. Valgan
estos ejemplos: “Los independentistas se están bajando
literalmente los pantalones” (X. García Albiol). “Era una
familia tan rica que nadaba en dinero, literalmente” (escuchado en
Cuarto Milenio). A la vista está que no han usado “literalmente”
en sentido literal.
Por último, están
los creativos de nuestra lengua: “Meteorológicamente hablando, los
corredores no han tenido mucha suerte” (Pedro Delgado, en TVE). Llevo desde
este verano pensando cómo será eso de hablar “de manera
meteorológica”.
Pronto se cumplirán dos
años del día en que mi primo César
San Juan, trazando un perfil psicológico
de John Lennon en un homenaje celebrado en mi institutojusto cuando hubiera cumplido 75 años, habló
de personas tóxicas. Yo vengo a hablar, utilizando la misma terminología,de un personaje tóxico: José Luis Álvarez.
Muchos de los que estén
leyendo esto no lo conocerán; mejor para ellos: es un personaje de alta
toxicidad. Resumiré:
1.- CONCIERTOS
EN ESPAÑA. Es un periodista que, según dice (aunque no aporta prueba
documental alguna, “ya que la grabadora NO grabó nada y las fotos NO salieron”),
se entrevistó con Brian Epstein en la Feria de Abril de Sevilla en 1965. Dice
de él mismo que convenció a Epstein, reticente hasta ese momento, para que los
Beatles visitaran España en julio de ese mismo año. El contrato estaba firmado
desde el 5 de febrero en Londres entre Paco Bermúdez y Brian Epstein.
2.- DISCO PUBLICADO EN 2015. Según cuenta, dice
que Brian Epstein (que no tenía nada que ver con la publicación de discos) le
firmó un papel (que dice haber perdido) le autorizó a grabar el concierto. En
2015 publica un SUPUESTO disco de los Beatles en Las Ventas. El fraude es
mayúsculo: con canciones de un concierto en París y otro de Tokio,
convenientemente cortadas las presentaciones en francés y añadiendo alguna
frase de Paul en Madrid…en 1989, publicó una edición limitada que los más
incautos se lanzaron a comprar. Algunos se justificaron diciendo que sería
objeto de coleccionismo, haciéndole el juego a este sujeto.
3.- LOS BEATLES EN ESPAÑA. Jamás en mi vida
he leído tantas falsedades en un solo libro. Aprovechando que las personas
citadas están muertas, pone en sus bocas cosas de dudosa fiabilidad. Eso sí,
nunca pierde la ocasión de demostrar que no tiene abuela. Hay un par de fotos
del ínclito Álvarez y un colaborador suyo en la habitación del hotel donde se
hospedaron Los Beatles, pero mucho me temo que la entrevista sea una invención
de principio a fin, como la de Epstein en abril en Sevilla.
4.- LOS ROLLS. Por si fuera poco, este
sinvergüenza “apadrinó” a un grupo leonés de finales de los 60 y principios de
los 70. Estegrupo era ferviente
admirador de los de Liverpool y los versionaban. Pues bien, muchos años
después, con el grupo ya disuelto, Álvarez publicó una colección de lp´s bajo
el título “Historia de la música pop española”. El número 90 de la colección se
llama “Beatles again” (¡hasta para esto le falta originalidad!) de Los Rolls
vol. 2. Los pobres músicos, ajenos a los tejemanejes del pseudoperiodista,
estarán escondidos por la vergüenza. ¿Qué hizo el sujeto? Pues, ni más ni menos
que coger las grabaciones ORIGINALES de Los Beatles, acelerarlas mínimamente
para cambiar el timbre de voces e instrumentos y… Para los curiosos: está en Spotify. El disco
no trae la canción “Another day”, traducida e interpretada por los músicos
españoles, que encabeza el fraude que está en la plataforma sueca ¡Hay que
tenerla dura la cara!
Cerrado
por derribo (o Nos
sobran los motivos) es una canción de desamor, como muchas del autor
ubetense. Es una despedida melancólica, un repaso al feliz pasado visto desde
un triste presente: sería algo así como una actualización del tópico medieval ubi sunt?¿Qué fue de nuestra relación? ¿En qué ha
venido a parar? Una relación, herida de muerte, que ninguna de las dos partes
se atreve a terminar por cobardía o por desidia (“esta forma tan cobarde de no
decirnos que no”, “la llamaré mañana, hoy se me hizo tarde”).
Las musas del cantautor
en 1999, a sus cuarenta y diez, se encontraban a pleno rendimiento. Escribió,
al menos, 17 estrofas distintas de esta misma canción y muchas de ellas con
ligeras, pero significativas, diferencias entre el disco y sus actuaciones en
público. El texto es todo un tratado de recursos expresivos que puede servir
para explicar, por sí mismo, el lenguaje literario o figurado.
Toda la canción está
estructurada en torno a una larga –larguísima- serie de enunciados que
comienzan con un demostrativo (“este”, “esta”, “estos”), lo que convierte al
texto en una extensa anáfora. La
mayor parte de los versos son metáforas
del desamor y la tristeza (“almacén de sábanas que no arden”, “huelga de besos”,
“penal del Puerto sin vis a vis”, “manchas de soledad”…); otras, mezcladas con
la sinécdoque, son un ejercicio de
condensación expresiva (“estos huesos que vuelven de la oficina”); y otras, por
explícitas, no necesitan comentario (“por el túnel de tus piernas”) . El políptoton, recurso habitual a lo largo
de su obra, aparece varias veces (“este reloj de arena del arenal”, “esta sala
de espera sin esperanza”, “esta necesidad de necesitarte”…). Las figuras que
podríamos englobar bajo el epígrafe “antónimos”, como la ironía, la paradoja o la
lítotes son muy útiles para expresar
esa mezcla de sensaciones entre el pasado y el presente o entre sensaciones opuestas
(“esta forma tan cobarde de no decirnos que no”, “este virus que no muere ni
nos mata”, “el viejo Peter Pan”, “qué poco rato dura la vida eterna”…). El paralelismo, que suele ir acompañando a
la antítesis, también tiene su sitio
(“ni se olvidan de tu cara ni se acuerdan de tu cruz). Abundan también los
juegos de palabras como el paragrama
(“esta espina de pecado”) o la siempre complicada dilogía (“este rosario de cuentas infelices calla más de lo que
dice pero dice la verdad”). La personificación
y la hipálage pueden aparecer juntas
(“esta guitarra cínica y dolorida”). La sinestesia,
en este caso mezclada con la dilogía (“por las arrugas de mi voz”), es un
recurso doble: la aspereza de su voz y las arrugas propias de su edad. Por último,
habría que añadir las referencias culturales (“el viejo Peter Pan”, “estos
besos de Judas”, “con su terco knock knockin´ on heaven´s door”) y los
intertextos nerudianos (“los versos del capitán” o “los últimos versos que te
escribo”) que salpican el texto.
Aunque mis palabras puedan
sonar irónicas, esto es un somero comentario de las posibilidades expresivas de
esta canción, cima, a mi entender, de la obra del madrileño jiennense.