Cuando The Beatles se separaron,
Harrison, que había estado a la sombra de ese tándem monstruoso que fueron Lennon y McCartney, se encontró con un montón de canciones que no había
podido colocar en los últimos álbumes del cuarteto de Liverpool. Muchas de
ellas realmente buenas, muy buenas. Ya, en el último disco del grupo, Abbey road, les había ganado la partida
a sus dos compañeros. Para muchos, las dos mejores canciones del álbum son las
que firma el “tercer beatle” o el “beatle tranquilo”, como se le conocía. Son Something y Here comes the sun. Sin duda, dos magníficas canciones.
Pues bien, tras la ruptura del
grupo, Harrison decidió juntar a un
puñado de amigos y grabar el que sería su gran (en todos los sentidos) disco en
solitario, All things must pass. Es
el primer disco triple publicado jamás, aunque, en mi opinión, el tercero (una jam session que divertiría mucho a los músicos, pero que es
a todas luces insufrible) podría haberse quedado en el cajón. Pasaron por el
estudio de grabación, entre otros, Billy Preston, Ringo Starr, Klaus Voormann,
Alan White… Hasta hay una canción compuesta a medias con Dylan, y el propio Harrison se atreve a versionar If not for you, del músico de Minnesota. Todo ello producido por el inefable Phil Spector.
En este álbum está su canción más
señera (y también la que le dio más quebraderos de cabeza: lo acusaron de
plagio y fue condenado por ello): My sweet lord. Aunque yo destacaría por encima de esta algunas como I´d have you anytime, Beware of darkness, Isn´t it a pity o la que da título al disco, All things must pass.
Si no lo conoces, amigo lector,
echa un ratito y descubrirás verdaderas joyas. Pero si la pereza no te animara a
buscar, te lo facilito con los enlaces en las canciones que tienen otro color;
pincha sobre ellas y… voilà!