sábado, 2 de noviembre de 2013

Etimologías inciertas (IV): Nimio


Es infrecuente encontrar una palabra en nuestro idioma, aunque hay más de una, que signifique una cosa y la contraria. El caso de la palabra que nos ocupa es uno de ellos.
La palabra nimio significaba en latín clásico “abundante o excesivo” y, con el paso del tiempo, derivó al sentido que le damos usualmente hoy: “insignificante, de poca importancia”. Parece ser que, en tiempos, se utilizaba con frecuencia la expresión “hacer algo con nimio cuidado”; es decir, con un cuidado escrupuloso, minucioso (en el sentido de excesivo, abundante). Pero el vulgo, poco dado a la etimología, fue trasladando su sentido primitivo por el actual de “insignificante”. Según algunos, el hecho de su semejanza fonética con “mínimo” ha podido también ayudar en el cambio semántico.
Quiero agradecer aquí a mi compañera Concha Requena, profesora de Latín y Griego, que me puso en la senda de este vocablo.

1 comentario:

  1. Luego ¿una nimiedad nimia no incurre en redundancia, y hablaríamos de una abundancia insignificante o... qué? Mi cerebro acaba de hacer pum.

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