miércoles, 27 de febrero de 2013

Obras completas (II). Luis Eduardo Aute

En abril de 2010, visitó el Seminario Humanístico Luis Eduardo Aute, conocido principalmente por su faceta como compositor y cantante. Pero Aute es mucho más que eso: pintor, cineasta, poeta... artista total. Nuestro Leonardo, como le llamo en un soneto que te dejo más abajo. Fue un lujo compartir unas horas, comida y cena incluidas, en animada charla sobre lo humano y lo divino con el autor de tantas y tan buenas canciones.
Tras haber roto el hielo con un soneto en mi primera presentación para el Seminario Humanístico, me lancé, inconscientemente, a escribirle a Luis Eduardo ¡dos sonetos! Aquí los re-publico. Disculpa los yerros, estimado lector.

Bienvenida emocionada con motivo de la visita
a Zafra de Luis Eduardo Aute con dos sonetos
de estructura sabiniana y título al estilo de Dalí.

                        I
En el ascensor tuvo una aventura,
buscó, incansable, rosas en el mar,
quiso pintar, escribir y cantar:
pintar poesía y escribir pintura.

Una de dos: o elige la locura
del sexo, o abre de par en par
las puertas de su alma para amar
con dos o tres segundos de ternura.

Cantó al alba en el momento justo,
Belleza busca con pincel y pluma,
igual pinta un cuadro que talla un busto

de piedra, madera, hierro o espuma;
Albanta es su Macondo fingido.
Aquí está Eduardo, con su latido.

                        II

Luis Eduardo con su arte zahorí
nos arrastra siempre a la gran duda:
¿Cine, pintura o poesía desnuda?
¡Qué lujo  tener un Leonardo así!

Teddy, Silvio, Pablo, Joan y Joaquín (1);
Lorca, Vallejo, Salinas, Cernuda;
Jaime Gil, Carlos Edmundo y Neruda;
Munch, Courbet, Saura, Salvador Dalí.

Hitchcock, Buñuel, Vadim y Jean Cocteau;
Lennon-McCartney, Dylan, Cohen, Brel;
Allen, Minelli, Godard y Truffaut.

Ana, Rosa, Marisol y Massiel;
Goya, Velázquez, Picasso y Miró.
Ésta es su vida: os dejo con él.

                       José Carlos Martínez Yuste

 (1) No podía ser de otra manera. Aquí, y justamente aquí, por ser un soneto sabiniano, se romple la rima consonante.

lunes, 25 de febrero de 2013

viernes, 22 de febrero de 2013

Bodrios (VII). Jesús vs. Sócrates

Este es un bodrio especial: no consta de dos obras, sino que en una sola se encierra la contradicción, el paralelismo, la antítesis. Es un microrrelato de Juan Filloy (1894-2000), narrador argentino. Literatura y pensamiento de la mano. Se me vino a la mente después de asistir a un encendido debate la semana pasada entre el filósofo Carlos Díaz y el público asistente a la conferencia que aquel dio en Zafra en un acto del Seminario Humanístico. Espero que te guste, querido lector.

SÍMBOLOS
Jesús amaba la vida y sintió dejarla. Pero la Escritura lo había tomado como símbolo… ¡Qué broma!
Oíd cómo titubea en la noche de la agonía mientras los discípulos roncan bajo los olivos.
-Padre mío, si es posible pase de mí este vaso. (La angustia le ahoga).
-Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que lo beba, hágase tu voluntad. (La impotencia gime redimida).


Sócrates amaba también la vida, pero puso la conciencia en cosas superiores a la materia. ¡Qué símbolo de serenidad! Ya está lista la copa de cicuta. Critón sale compungido. Apolodoro rompe en sollozos.
-“¿Qué es eso, amigos?”- les increpa dulcemente. Y arrima a sus labios la poción que los enmudece.

martes, 19 de febrero de 2013

I Premio Microrrelatos Manuel J. Peláez

                                  Bases: www.colectivomanueljpelaez.org

lunes, 18 de febrero de 2013

Sheridan

En primer plano, Tony Sheridan. Al fondo, John Lennon y George Harrison
Ha muerto Tony Sheridan, quien tuvo el privilegio de grabar un disco con los incipientes The Beatles. Fue gracias a su versión de My Bonnie como Brian Epstein, posterior manager del grupo de Liverpool, conoció a los que serían sus pupilos en adelante.
Tony Sheridan, que vivió asociado a ese comienzo de su carrera, ha fallecido en la ciudad de Hamburgo, precisamente en la misma ciudad donde conoció al grupo que le dio su relativa fama. Descanse en paz.

sábado, 16 de febrero de 2013

Obras completas (I). Benjamín Prado


Comienzo con este poema una serie, corta, de sonetos escritos en similares circunstancias. En Zafra se creó en el 96 el Seminario Humanístico con la intención de traer a nuestra ciudad cada año a cuatro escritores, principalmente, o pensadores, historiadores, artistas... Han venido filósofos, poetas, narradores, músicos, pintores, historiadores... La lista es amplia. Y es un lujo que en un pueblo extremeño, tan alejado de los círculos culturales, se pueda escuchar a gente que tiene cosas que decir, en estos tiempos de palabra hueca, y se pueda entablar una conversación más o menos cercana con los autores que nos visitan. Todas las visitas tienen dos actos: por la mañana, el conferenciante ofrece una charla para los alumnos en alguno de los cuatro institutos de la comarca que colaboran con el Seminario Humanístico; por la noche, en la Sala Capilla del Parador de Zafra (ha habido pocas excepciones), para el público en general. Han pasado por aquí José Hierro, José Ángel Valente, Luis Landero, Javier Cercas, Ana María Matute, Rafael Chirbes, Luis García Montero, Dulce Chacón, Luis Mateo Díez... Sé que me dejo a mucha gente sin nombrar, pero ya pasan de sesenta los invitados del Seminario.
A mí me ha tocado a presentar a algunos de ellos; siempre he sentido lo que Valdano llamó "el miedo escénico". No todos los días se sienta uno al lado de Benjamín Prado, Luis Eduardo Aute, Pablo García Baena o, dentro de muy poco, Javier Krahe. Cada visita viene acompañada de un librito con una selección de obras, que ha de hacer el presentador. Y debe ir encabezada esta selección de una mini-introducción que presente al artista. A mí, la primera vez que me ofrecieron presentar a un poeta, Benjamín Prado, no se me ocurrió mejor cosa para encabezar el cuadernillo que escribir un soneto. Ya sé que soy muy atrevido y que no tienen calidad y, de hecho, no los publicaría aquí si no fuera porque ya han sido publicados; pero están hechos con respeto y admiración hacia la persona que en cada ocasión me ha tocado presentar. Más que poemas son juegos literarios. Disculpen los yerros.



SONETO SABINIANO PARA BENJAMÍN PRADO

Auden, Ajmatova, Shakespeare, Celan,
Robert Lowel, Kavafis y Aragon.
Éluard, Valéry, Baudelaire, Bréton,
Stevens, Eliot, Rilke y Mandelstam [1]

Lope, Gil de Biedma y Pablo Neruda.
García Lorca, Alberti (Rafael),
Machado, San Juan y Hernández (Miguel).
Juan Ramón, Salinas y Luis Cernuda.

Oscar Wilde, Pasternak y Silvia Plath.
Ezra Pound, Tsvitáieva (Marina),
Gustavo Adolfo, Valente y Darío.

Góngora, Quevedo, Borges y Paz.
Bob Dylan, Cobain, Morrison, Sabina.
He aquí su altar mayor. Yo lo fío.






[1] Sí, ya sé. No es rima consonante, pero casi. ¿Pasa algo?
Esta nota a pie de página, que parece una chulería, es un guiño sabiniano. En todo caso, si es una chulería, no es mía sino del ubetense.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Decepción

El fin de semana pasado fui a Madrid para ver la exposición sobre los chicos de Liverpool en la Fundación Carlos de Amberes. En realidad, era una excusa para viajar y pasar un largo fin de semana cambiando de aires.
El sábado 9 estaba yo, con mi familia al completo, en Claudio Coello 99, sede de la fundación. Allí pude ver una gran colección de discos oficiales (Lps, Eps y singles), la mayor parte de ellos asequible para cualquiera con cierta edad y afición por los Beatles desde pequeño: en mi infancia y adolescencia solo se encontraban sus discos en vinilo y en cassette. Luego, en otra sala, una selección de "rarezas" (discos de Latinoamérica, EEUU y Rusia). Salpicaban la colección unos cuantos libros, también al alcance de cualquiera, pero con firmas ilustres (Cynthia Lennon, Robert Freeman...). En un marco del tamaño de un disco se podía ver un mechón auténtico (?) de George Harrison, con su certificado y todo. Y, por último, una exposición de instrumentos "iguales" (aquí está el "timo") a los que usaron los Beatles. En ningún caso, instrumentos originales del cuarteto. Todo lo más, un bajo Hoffner que tocó en el año 2000 Klaus Voormann
En fin, poco, muy poco. Pero sí valió la pena ir allí para conocer a Swann, autor de uno de los mejores blogs que hay en España sobre los Fab Four, con quien departí un buen rato en charla amigable.

PD: Como por el formato su blog Swann no puede hacer una entrada parecida a esta, aquí tiene la oportunidad de opinar sobre lo que allí vio.

jueves, 7 de febrero de 2013

I Concurso de Microrrelatos Manuel J. Peláez

     
                           El dinosaurio (A. Monterroso)
                 Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

                                   Rayuela, 68 (J. Cortázar)
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

Estos dos textos marcan el límite mínimo y máximo de palabras (9 y 186) que deben tener los textos que se presenten al I Concurso de Microrrelatos Manuel J. Peláez, que organiza la asociación del mismo nombre.
Si no quieres ser menos que Monterroso, y aspiras a ser un Cortázar, envía tus textos, después de leer las bases en el siguiente enlace.

Ánimo y suerte.

domingo, 3 de febrero de 2013

Filias y fobias (VIII). Woody Allen


Alguien ha dicho alguna vez que este neoyorkino es muy repetitivo; siempre hace las mismas películas. Habría que aplicar en este caso el aserto de que “un escritor siempre está escribiendo el mismo libro”, pero con matices, variantes. El poeta Valéry ya dijo aquello de que “un poema no se termina, se abandona”. El propio Juan Ramón Jiménez consideraba su obra completa como una obra total, en continuo crecimiento: matizando, retocando, quitando, añadiendo veresos y poemas a lo que él llamaba su Obra. Es decir, un autor hace una obra coherente moldeándola y retocándola.
Pues bien, Woody Allen tiene películas que pueden parecerse entre sí: recordamos chistes que no sabemos muy bien en qué obra colocar. Pero si aplicamos lo dicho en el párrafo anterior a su Obra (así, con mayúsculas), convendremos en que es una obra de altura, con un constante (hace una película al año invariablemente) trabajo y con pocos picos; siempre a un nivel más que aceptable. Ya lo he dicho en otro sitio: cualquier mala película de Allen figuraría como obra maestra en la filmografía de cientos de cineastas.
Sí, es verdad, sus temas son siempre los mismos: el amor, el sexo, la muerte, las relaciones humanas… ¿Pero es que hay temas más importantes que esos? El género humano lleva milenios dándoles vueltas a los mismos temas.
Una vez más, un judío entre mis preferencias cinéfilas. Yo les recomendaría de su amplia y excepcional obra: Maridos y mujeres, Balas sobre Broadway, Match point, La Rosa púrpura de El Cairo, Zelig, Misterioso asesinato en Manhattan… Y un puñado más. 
Ah, solo me aburre cuando se pone bergmaniano. Ahí, no lo soporto.