lunes, 1 de abril de 2013

Filmoppk (VIII). Amanece que no es poco


José Luis Cuerda realizó esta película en 1988. No recuerdo que tuviera una gran campaña publicitaria. Poco a poco se extendió la orden: “tienes que verla”. Una vez más, el boca a boca como la mejor propaganda posible. Al cabo de 25 años se ha convertido en una película de culto, con comentarios en blogs, con perfil facebook, con quedadas en los pueblos de Albacete donde se rodó
A mí me la recomendó, a toro pasado, un amigo. En cuanto pude verla en vídeo, la vi. No sé cuántas veces la he visto desde entonces. Tuve durante años un curso de cine para mis alumnos. Alguna vez la puse, pero las referencias culturales se les escapaban. No funcionó, pero seguro que si la vieran ahora…
Siete años después, Cuerda nos ofreció Así en el cielo como en la tierra, con un humor muy parecido; pero a los que ya habíamos visto Amanece que no es poco nos supo a poco (valga la redundancia). Aun así, se deja ver.
La literatura tiene un papel importante: gracias a entablar una charla sobre Dostoievsky dos personajes consiguen posada; el escritor argentino que vive en el pueblo es encarcelado porque, sin querer, todo lo que escribe le sale clavado a Faulkner; un camarero que, mientras seca los vasos, diserta sobre la poesía de Kavafis; un labrador intelectual que no deja leer sus novelas a incultos para que no se las estropeen…
Entresacar, como hemos hecho en otros comentarios, frases de esta película es un ejercicio imposible. No tiene ni una sola frase de desperdicio, pero me atreveré a dejar algunas perlas (lo haré de memoria) para quienes no la hayan visto todavía:
-“Faulkner es el autor más admirado en este pueblo” (guardia civil interpretado por Saza)
-“Pues yo me voy a sacar la chorra” (borracho impotente interpretado por Miguel Rellán)
-“Alcalde, nosotros somos contingentes, pero tú eres necesario” (el pueblo recibiendo al alcalde)
-“Hala, a hacer flash-back todos” (el alcalde –Rafael Alonso- dirigiéndose al pueblo)
-“Ea, cojito para toda la vida” (hombre-planta -Ferrán Rañé- que fue arrancado antes de tiempo por la labradora –Pastora Vega-)
El señor alcalde nos toca las pelotas! (líder estadounidense interpretado por Gabino Diego)

Un cerdo que lleva, no se sabe para qué, en sus brazos Luis Ciges; una guitarra que, a pesar de chupar mucho plano, nunca es tocada; una iglesia con lleno día tras día por el levantamiento de hostia del cura; un actor que no tiene personaje; el monólogo del labrador con la calabaza; la parturienta precoz (a los 10 minutos de copular)…Todo es absurdo. Todo es genial.
La escena final con el sol amaneciendo por el oeste es antológica: “Me cago en el misterio” –grita Saza apuntando al sol con su arma reglamentaria.

Dudo, querido lector, que no la hayas visto. Pero si es así, ya estás perdiendo el tiempo.

4 comentarios:

  1. Es una película inolvidable para los que disfrutamos de esa cosa tan filológicamente devaluada con el término de "realismo mágico". Y en muchos sentidos tiene contacto con "La saga-fuga de JB", del maestro Torrente Ballester. Porque es evidente que ese pueblo no aparece en los mapas; ni esa mentalidad, salvo algunos rasgos castizos, conecta con la hispana. "Afrancesados", se definían los personajes de don Gonzalo, y algo de eso hay también en esta película.

    Y ese grito de Saza, por cierto, va precedido de un "yo no aguanto este sindiós", tan expresivo como la frase posterior: la reacción de lo establecido conviviendo malamente con la aceptación de los que, con la mente abierta, ya se esperan cualquier cosa. Muy gallego todo.

    Ya, yo soy gallego y defiendo lo mío. Pero qué quieres que te diga.


    ResponderEliminar
  2. La de veces que habré visto la película y no deja de sorprenderme. Parte de un humor tan absurdo, casi psicodélico, muy beatle por cierto, que no te deja indiferente. Me encanta la referencia a la minoría étnica, o sea un negro como un tizón, al que supuestamente se le va aclarando la piel. Pues porque no le has visto las ingles, le contestan. Y no paras de recordar partes. Increíble.

    ResponderEliminar
  3. Entre 1988 y 1989, en los momentos más arduos y solitarios de mi oposición, cuando me preparaba para ejercer el poder omnímodo, cogí una costumbre que se convirtió en algo fascinante. No es que me diese por no brotar, como a Garcinuño, sino que los miércoles iba yo solo al cine. E iba sin saber lo que ponían. Anda que no tenía que hacer yo bonito, allí solo en la sala a oscuras. Dio tan buen resultado en varias ocasiones que me lo tomé como una regla. Y un buen miércoles... zas: apareció "Amanece que no es poco". Salí de allí perplejo. Me dije: "¡Coño, el negro!" y me fui corriendo a casa; fijaos si estaba sugestionado. Tuve que volver al cine el sábado con mi novieta, esa que me daba tan buenas prestaciones... porque no sabía si me había gustado o no; todavía no sabía si era una obra maestra o una inmensa estupidez... Así que me dije "dame, Señor, una visión global bastante aproximada", y me la vi otra vez.
    Desde entonces la he visto decenas de veces; y muchas de sus frases forman parte de mis conversaciones habituales, sobre todo con mi mujer. Perdonad el rollo tan largo, pero es que a mí lo que me gusta es escribir a máquina.

    ResponderEliminar
  4. Es tremenda la película. la ultima vez que la vi fue el fin de semana pasado, no me canso de verla, no hay frase con la que no me ria. se me viene a la cabeza ese médico gozando con la muerte de su paciente, y la forma de dscribirle a su hijo. ¡qué irse! ¡qué apagarse!, le decía. Se la recomiendo a todo el mundo.

    ResponderEliminar