martes, 26 de diciembre de 2017

¿Bifrontes o jánicas? (II)



Sigo buceando en el alma de las palabras; eso es, al fin y al cabo, la semántica. Tras una primera entrada en este mismo blog dedicada a lo que llamamos palabras bifrontes, he encontrado unas cuantas más que encajan en ese perfil de palabras que valen para una cosa y la contraria. Estas son:
Encajar: (Acepción nº 5) Recibir, soportar sin gran quebranto golpes… (Acepción nº 8) Dar un golpe… O sea que si encajas un golpe no queda claro si vas ganando o perdiendo la pelea.
Encelar: (Acepción 1) Dar celos. (Acepción 2) Concebir celos. Estas dos primeras acepciones son tan antónimas que no sabes si te toca sufrir o provocas ese sufrimiento.
Sancionar: En este caso no estamos ante una palabra bifronte propiamente dicha, pero sus acepciones 2 y 3 tienen sentidos contradictorios. (Acepción 2) Autorizar o aprobar cualquier acto. (Acepción 3) Aplicar una sanción o castigo. A la vista está que una acepción permite y la otra prohíbe.
Rayar/Rallar: No es este su sitio puesto que no son bifrontes. Estas palabras homónimas y homófonas tenían muy delimitados sus significados hasta hace un par de décadas o poco más. Cuando un joven de hoy te dice: “No me rayes/ralles” puede querer decir: “No me vuelvas loco” (rayar) o “No me molestes” (rallar). En fin, dudo que sean conscientes de lo que están queriendo decir.

Hasta aquí otra nueva entrada de las contradicciones del diccionario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario