miércoles, 29 de junio de 2016

¿Bifrontes o jánicas?


“Huésped” fue la primera palabra que me encontré, hace ya muchos años, de lo que podríamos llamar “palabra bifronte” o “autoantónima”. “Huésped” designa  tanto a la persona que hospeda  como a la hospedada. Ya hace algún tiempo hablábamos aquí de otro caso, la palabra “nimio”, de lo que el filósofo Roberto Rojo llamó palabras jánicas. Les dio este nombre porque al dios Jano se le representa con dos caras que miran en sentidos opuestos.
Hay una larga lista de este tipo de palabras en nuestra lengua:
a)      Enervar: En un principio, por su etimología, significaba “quitar la fuerza”, o sea, “debilitar”. Pero lo cierto es que el sentido mayoritario que se le da hoy es justamente el contrario, es decir, “encender el ánimo”, “alterar”.
b)    Alquilar: Si alguien dice: “He alquilado un piso”, ¿qué debemos entender? ¿Yo soy el propietario o el inquilino?
c)       Progenie: “Casta, generación o familia de la cual se origina o desciende una persona” (DRAE). No hay más que añadir.
d)      Álgido: “Crítico o culminante” según el DRAE. Aunque sea en sentido figurado, asociamos lo culminante al calor. Pues bien, “álgido” significa “muy frío”.
e)      Espirar: Las acepciones 4 y 6 del actual DRAE son diametralmente opuestas. En una se dice que significa “atraer el aire exterior a los pulmones”; en la otra, que significa “expeler el aire aspirado”.
f)       Nictálope: 1.- Que ve mejor de noche que de día. 2.- Que tiene dificultad para ver de noche o con luz escasa. Estas son las dos acepciones que aparecen en el DRAE. No ayudan mucho, la verdad.

              En fin, que yo que en mis clases de Lengua insisto a mis alumnos en la importancia de ser precisos,  de evitar la ambigüedad (salvo que sea calculada) para no dar al interlocutor la posibilidad de interpretarnos mal, me encuentro con este ramillete de palabras juguetonas que valen lo mismo para un roto que para un descosido.
              Otro día hablaremos de confesional y laico.

1 comentario: