sábado, 19 de octubre de 2013

Biblioppk (XII). Querido Salvador, Querido Lorquito


La relación entre estos dos geniales artistas se ve algo iluminada gracias a este epistolario publicado meses atrás. Digo algo, porque hay un enorme desequilibrio entre las cartas conservadas que escribió el pintor y las que le envió el granadino. Parece ser que alguien, probablemente Gala, metió (literalmente) la tijera en esas cartas. Se encontró hace años una anotación de Lorca en la que se leía: “Gala no me gusta”; a la vista está que el sentimiento era mutuo.
Estas cartas nos podrían haber completado el ambiguo trato que se dispensan ambos artistas. No sabemos a qué se refiere Lorca cuando le dice: “Me he portado contigo como un burro indecente”. Las mentes más calenturientas ya estarán elucubrando qué hecho motiva esas palabras. Por su parte, el de Figueras no se queda atrás: “Tú eres una borrasca cristiana y necesitas de mi paganismo. La última temporada en Madrid te entregaste a lo que no te debiste entregar nunca. Yo iré a buscarte para hacerte una cura de mar. Será invierno y encenderemos lumbre. Las pobres bestias estarán ateridas”.  Demasiado metafórico ¿no? Para terminar de arreglarlo, en carta publicada en 1986 en El País, Dalí afirmaba que “fue un amor erótico y trágico, por el hecho de no poderlo compartir”.
Hay lugar también para las dotes adivinatorias de Dalí: “publica tus libros, eso te puede dar fama… América, etc. (…) todo Dios te estrenará lo que hagas”, le dice en 1926. Incluso se permite una crítica literaria del Romancero gitano, además de dedicarles unas palabras, nada amables, a dos monstruos de nuestra poesía: Juan Ramón y Rubén. Con el onubense se despacha así: “jefe máximo de la putrefacción poética”; al autor de Cantos de vida y esperanza  le llama “gran vulgar  y puerco”. También  se hace referencia en el libro a una entrevista de Ian Gibson con Dalí, donde este le cuenta al hispanista irlandés una relación heterosexual del poeta granadino con Margarita Manso… con el pintor ampurdanés como testigo.
También sabremos, gracias a una carta que el padre de Dalí le escribe al poeta,  por qué le expulsó de la casa familiar: en una exposición puso el joven iconoclasta en un cuadro "Yo escupo sobre mi madre".
En fin, un epistolario que descubre algunos flecos de la biografía de dos de los genios españoles del XX, pero que deja más sombras que luces.

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