Filias y fobias (VII). Camilo José Cela

Me ocurre con algunos artistas (así, en general). Algunos me caen bien, pero destesto su obra. Otros, por contra, no son santos de mi devoción y, sin embargo, les reconozco su mérito artístico. Este es uno de esos casos.

Leí sus dos principales obras, La colmena y La familia de Pascual Duarte siendo joven; no había cumplido aún los veinte. Después, por cuestiones académicas, tuve que releerlas. En la primera de esas lecturas disfruté con ambos libros. En la segunda me parecieron libros muy bien armados, con un lenguaje cuidado y, sobre todo, muy atrevidos para lo que se estaba escribiendo en la España gris de los 40 y 50. De hecho, La colmena se publicó en Argentina debido a la censura. No recuerdo haber leído ninguna otra obra suya. Llegó un momento, cuando fui conociendo al personaje ( y a la persona), en que algo me impedía acercarme a su literatura. No creo que haya escrito nada mejor que las dos obras citadas, así que espero no haberme perdido nada.

Su actitud  personal me produjo desde muy temprano rechazo. Mientras más sabía de él, menos lo soportaba: ese aire aristocrático que se gastaba en las entrevistas, algún que otro asunto turbio en su juventud (del que nunca se arrepintió públicamente), la sospecha de plagio en un prestigioso premio literario y, para colmo, su boda con la que yo llamo "Yoko Ono de la literatura española" y ese viraje en su vida de sarao en sarao, codeándose con la jet set.

En fin, un buen literato, pero una persona a la que yo no elegiría como amigo.