domingo, 15 de diciembre de 2013

Ucronía (VII). La voz a ti debida


Querida Katherine

No hace mucho tiempo que nos despedimos y ya ansío tu vuelta. Te quiero aquí, te necesito aquí, junto a mí. ¡Tú me conoces, tú sabes cómo soy de apasionado! Y cuando caigo en esta pasión me destruyo a mí mismo. Todavía te recuerdo en mis clases de literatura contemporánea y cómo te asomabas entre tus compañeras, para fijar tu atención en mis palabras, en los poemas que yo recitaba.
He estado mirando fechas y horarios de los barcos para que podamos encontrarnos este verano. Tú no tienes que preocuparte de nada más que de coger el barco que yo te indique. Yo pagaré el billete. Iré a recogerte a Francia desde Santander. Ojalá pueda yo algún día hacer por ti lo que ahora te pido que hagas por mí, alma. ¡Un viaje de diez días para verte una hora! Pasaremos juntos, si tú quieres, el resto de nuestras vidas. Te estoy empezando a escribir un poemario al estilo de Petrarca, con algunos poemas, que ya tengo acabados, como uno que empieza así: "Ayer te besé en los labios...” En cuanto nos veamos en el hotel, te lo leeré, despacio,  casi susurrando. Mis palabras, en forma de cartas o de poemas, esquivan la distancia oceánica que nos separa; por eso, para mí, es una necesidad escribirte. Ansío tus palabras como espero tú necesites las que yo te escribo. La sensación de ser amado. De ser perfectamente amado, eso son tus cartas.


Aquel verano, Katherine arribó a la costa francesa. Se quedó para siempre en España al lado de Pedro. El poeta, con su amada al lado, ya no tuvo la necesidad de escribir poemas que le acercaran a ella. Dejó de escribir. Y fue feliz.
El mundo descubrió una intensa historia de amor, pero perdió una obra poética fundamental, que quedó inacabada.

(*) Las palabras en cursivas están sacadas del epistolario del poeta.

4 comentarios:

  1. Pero también podría decirse que lo que alimentó aquella historia de amor fue precisamente la distancia, y este desenlace alternativo en el que la pareja acaba conviviendo quizás apagaría lentamente la pasión. E inundado por el hastío, Salinas lo acaba combatiendo con otra obra poética. Diferente a la conocida pero también fundamental. Lo que quiero decir es que, en un poeta, la poesía tiene que salir por algún lado tomando como escusa cualquier desenlace vital. No se,..es mi hipótesis de la creatividad artística.

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  2. Pues como decía Blas de Otero en uno de sus poemas ¨ Cambio diez libros de poemas pacientemente trabajados por un día de alegría...¨. Así que me alegro de que la historia tuviera final feliz. Creo desde mi faceta de poeta y de lector de poesía que cuando una persona lee -muchas veces- no tiene la capacidad para apreciar realmente y más en el caso de la poesía, el sacrificio personal que esta supone.

    Blas de Otero lo decía más adelante en ese mismo poema dedicado a una estudiosa italiana de su poesía Elena Clementelli ¨Tú amas mi dolor estás amando lo peor de mi vida..¨ .
    Desde luego prefiero una historia feliz que diez libros de poemas y un hombre atormentado. La poesía está en todas partes incluso en la felicidad.

    Ojalá todo fuera en poesía historias que acaban bien, el mundo habría avanzado mucho.

    Un saludo.

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  3. Sinceramente no conocía el desenlace, aunque dado que una de las pocas lecturas poéticas intensas que he realizado en mi vida ha sido la de su obra "amorosa", no me extraña. Me cuadra perfectamente. Su idea del amor era tan platónica, en el sentido más estricto de la palabra, que esa realización del amor tuvo que descolocarlo de manera absoluta.

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  4. Me encantan las ucronías y me gustaría poder seguir disfrutando de ellas...¿Vuelves?

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